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Alberto Hurtado: 17 años de santidad

Escrito por Fundacion Alberto Hurtado

Este año se conmemoran 17 años de la canonización del Padre Hurtado, un hito que cambió la historia reciente de nuestro país convirtiéndose, en su momento, en un motivo de celebración nacional. Hoy recordamos ese evento desde la mirada de uno de los trabajadores más antiguos de nuestra fundación.

El 23 de octubre de 2005 se hizo realidad un largo anhelo nacional. En la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el recién asumido Papa Benedicto XVI llevó a cabo la canonización de Alberto Hurtado Cruchaga. De esta manera lo declaraba santo de la Iglesia Católica.

En el magno evento no sólo participó el Presidente de la República de la época, Ricardo Lagos, sino también una larga delegación, entre los cuales se encontraban algunos de los “patrocitos” que fueron acogidos por el Padre Hurtado.

Este momento fue inmensamente esperado durante 11 años, desde que fue beatificado por el Papa Juan Pablo II un 16 de octubre 1994. Así lo demostraron los más de siete mil compatriotas que se reunieron en la Plaza San Pedro a celebrar la investidura de nuestro santo chileno. De la misma forma, eran millones los que veían la transmisión televisiva que recorría el país y el mundo entero.

El hito caló profundo en el corazón nacional, movilizando a gran cantidad de de feligreses laicos y cristianos hasta las puertas del Santuario Padre Hurtado, ubicado en Estación Central. Lugar que sirvió de punto de encuentro para la expresión del fervor popular.

Un momento inolvidable

Enrique Ibarra, actual jefe de mantención y seguridad del Santuario Padre Hurtado, en ese entonces llevaba cerca de 7 años desempeñando diversas funciones. Hoy a 17 años de la canonización del “jefe”, nos cuenta los pormenores de este acontecimiento y el tras bambalinas de la celebración.

¿Cómo recuerdas la canonización?

La Canonización del Padre Hurtado fue un trabajo duro. Era un desafío gigantesco para nosotros. Porque siendo menos de cuarenta trabajadores debíamos levantar, con la ayuda de la municipalidad y parte del gobierno, un escenario gigante aquí en General Velasquez.

Ese escenario tenía que cambiar de forma. Eso era muy complejo.

Teníamos una programación muy exacta, que se debía respetar. Por Ejemplo a las 3 de la mañana, de tener 200 sillas en el escenario tenía que cambiar y debíamos forrarlo en flores. Debía tener imágenes del Padre Hurtado y una pantalla gigante, que en ese tiempo era muy extraño de ver. Era como de otro mundo.

¿Cuánto tuvieron que trabajar para conseguirlo?

Trabajamos más de 72 horas de corrido. Nos amanecimos 3 noches seguidas. Me tocó trabajar con un grupo de alrededor de 25 jóvenes, y me llamó mucho la atención porque el nivel de energía era inagotable. Eran las tres de la mañana y todos felices y contentos.

Enrique Ibarra, trabaja hace 25 años en Santuario

¿Hay algo que recuerdes con mayor atención?

Lo que que más recuerdo es verme parado frente un mar de gente. No estaba lleno sólo General Velasquez, sino que también adentro del santuario había mucha gente esperando la hora de la canonización. Me llamó mucho la atención la energía tan positiva, era como un súper año nuevo. Todo el mundo estaba esperando ver la imagen del Padre Hurtado en el Vaticano.

¿Qué sientes al rememorar?

Me dá escalofríos. Y me da orgullo. Yo puedo contar que estuve ahí.

Es un recuerdo que no se olvida. Es genial.

¿Y Qué piensas del Padre Hurtado?

Lo que me llena del Padre Hurtado totalmente, es el cariño a los niños, el cariño a la gente pobre. Lo comprometido que es con todas estas causas sociales que a veces se nos olvidan.

Yo no menosprecio a ningún santo en el mundo, pero el Padre Hurtado es como el santo completo. Como que las tiene todas. Si necesitas cualquier cosa. Si tienes un sufrimiento y estás pensando en algo que te alivie, tienes que tomar algo del Padre Hurtado y leerlo.

Y eso lo encuentro increíble.

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"¡Qué grande respeto de Dios conmigo! Me pide, no me obliga. Aún me admitiría en el cielo, a pesar de mi desvío."