Nuestro país tiene ricas expresiones de religiosidad popular. Una que destaca, por ser única en el mundo, y que tiene una relación especial con el Santuario del Padre Hurtado y el Mes de la Solidaridad, es la fiesta pascual chilena de Cuasimodo, o “correr de Cristo”, como se le denomina, y como nos recuerda el melodioso sonido de los cascos de los caballos de los jinetes.
Los caballeros salen cada segundo domingo de Pascua para acompañar al sacerdote a llevar la comunión a los ancianos y los enfermos. Podríamos decir que es una expresión chilena de religiosidad, de cuidado por los más vulnerables de la sociedad, y de solidaridad entre miembros de la comunidad.
Los orígenes más lejanos de la fiesta están en el Concilio de Trento, celebrado en Italia entre 1545 y 1563, y que disponía que todos los católicos debían comulgar y confesarse, por lo menos una vez al año, durante Pascua. Si bien algunos historiadores datan la fiesta de Cuasimodo desde la época colonial, lo más probable es que haya nacido en la República, casi con seguridad fue en el periodo de la anarquía, entre 1825 y 1830, en las provincias de Chacabuco y Talagante. La proliferación de la delincuencia hacía peligrar a los sacerdotes que salían a dar la comunión para que los católicos pudiesen cumplir el precepto. Se les atacaba y arrebataban los vasos sagrados, hechos siempre de metales preciosos, para venderlos, por lo que los huasos empezaron a acompañarlos por seguridad.
La antífona de entrada de la misa de ese segundo domingo de Pascua dice en latín “Quasi modo geniti infantes”, lo que se traduce como “Así como niños recién nacidos”. El quasi modo derivó en el Cuasimodo actual, y que denomina a la fiesta que se celebra a lo largo de todo Chile, especialmente en la Región Metropolitana.
El primero que escribe sobre Cuasimodo de manera oficial es el argentino Domingo Faustino Sarmiento, que nos dice: “En un pago inmediato (a Santiago) llamado Renca, se reúne el paisanaje a caballo en la placeta inmediata a la iglesia el día de Cuasimodo en que se acostumbra llevar en gran ceremonia el viático a los enfermos. El cura sale a caballo, y la inmensa turba de caballeros que lo acompañan, dan tales carreras, tal polvareda levantan, tantas pechadas dan con los caballos y tal algazara hacen…” (El Mercurio, 1842).
Luis Castro Donoso, años más tarde, en 1887, hace una hermosa descripción del Cuasimodo en los campos chilenos, en que destaca el cariño con que se preparaba la fiesta esta fiesta de Cristo Rey:
“Nuestros huasos, a más de preparar sus cabalgaduras, se preparan ellos mismos, luciendo sus hermosos pañuelos de seda de los más variados colores, atados con cierta inimitable gracia sólo propia de ellos, a la cabeza, de manera que sujetos a ella por un fuerte nudo, lo restante flota al viento cuando emprenden su vertiginosa carrera. Lucen también sus mejores trajes que han comprado con los pequeños ahorros de su diario y pesadísimo trabajo: en otras cosas el espíritu de economía brilla por su ausencia en nuestro pueblo; pero tratándose de la fiesta del Domingo de Cuasimodo, sucede precisamente lo contrario. Como llevan la cabeza cubierta con sus pañuelos, sus respectivos sombreros, generalmente de pita, mediante una huincha cuelgan a la espalda y así pueden manejar muchísimo mejor sus briosos y magníficos caballos” (1).
Si bien esta hermosa tradición popular se vive sobre todo en el segundo domingo de Pascua, los cuasimodistas acuden a diferentes santuarios a realizar sus peregrinaciones. En 1994 comenzaron a “correr a Cristo” hasta el Santuario de Santa Teresa de Los Andes; en 1999 comenzaron a visitar el Santuario del Padre Hurtado, en Estación Central, cada 15 de agosto, el día de la Asunción de la Virgen, y en medio del Mes de la Solidaridad; y desde el 2003 peregrinan al Santuario de Santa Rosa de Pelequén el tercer domingo de agosto (2).
Nos cuenta Luis Aceituno, que participa de esta expresión de fe en el Santuario del Padre Hurtado: “Soy cuasimodista hace 58 años. Venir para acá a visitar al Padre Hurtado es algo que hago desde un principio. Soy de Maipú y desde allá vine a caballo. Soy católico y me gusta hacer esto que me emociona bastante, lo hago de corazón. Es un alivio llevarle la comunión a las personas enfermas”.
Únete a esta alegría y participa en esta hermosa expresión de chilenidad y fe en este Mes de la Solidaridad. Te esperamos el 15 de agosto, a las 12:00 hrs, en el Templo Parroquial Jesús Obrero, al costado del Santuario del Padre Hurtado, en Av. Padre Hurtado 1090, donde se recibirá a los cuasimodistas y luego se celebrará la eucaristía del día de la Asunción, fiesta de precepto. ¡Te esperamos!
(1) Castro, Luis (1887). “Correr a Cristo”, en Estudio sobre la Iglesia en Chile desde la independencia. Santiago, Academia Filosófica Santo Tomás de Aquino, p.414.
(2) Prado, Juan Guillermo (2013). Cuasimodo. Carga de caballería a lo divino. Valparaíso, Editorial Alba.
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