En Pedro de Valdivia, plena comuna de Providencia se encuentra la Casa Central de la Universidad Finis Terrae, en un edificio que desde 1988 ha visto pasar miles de jóvenes estudiantes y que con el paso de los años ha debido ir adaptándose a las necesidades de espacio y al aumento de volumen de su estudiantado. En el segundo piso del edifico antiguo, nos recibe Cristian Nazer, Rector de dicha casa de estudio desde 2013. En su escritorio entre documentos y otros objetos podemos ver una figurita del Padre Hurtado con su característico chuzo, lo que nos brinda los primeros indicios de la relación de el rector con el santo Chileno.
Durante el 2021, la Facultad de Derecho de la Universidad Finis Terrae firma un convenio de colaboración con la Fundación Padre Hurtado, además de nombrar a San Alberto como patrono de la facultad. A casi tres años de esta relación entre las instituciones, conversamos con el Rector de la casa de estudios sobre este convenio, la figura del Padre Hurtado, la educación, lo humano y lo divino.
¿Cuál fue la motivación de la universidad de nombrar a Alberto Hurtado como Patrono de la Facultad de Derecho?
Esta es una idea que nace desde la Facultad de Derecho, desde sus autoridades, el Decano y la Directora de carrera. Cuando me la contaron me dio mucho gusto porque el Padre Hurtado, ciertamente es un santo, pero antes que santo fue un universitario. Posteriormente se hizo sacerdote, pero antes de eso fue abogado. Por lo tanto, creo que es un modelo muy cercano para quien está estudiando derecho y formándose en las leyes. Por otra parte, el Padre Hurtado tiene un mensaje muy actual, cuando uno lee cualquiera de sus escritos, uno diría ¡está ahí vivo, lo escribió ayer! – dice riendo. Y no, está escribiendo hace 70 años. Que por una parte es darle un contexto mucho más sobrenatural a lo que sucede hoy, a las problemáticas sociales que hoy enfrentamos como país donde, particularmente, los abogados tienen mucho que decir. Lo vemos ahora en este proceso de construcción de una nueva Constitución como la demanda más sentida de la gente es que haya expertos, y ¿estos expertos qué son? Pues son abogados constitucionalistas que pueden decirnos cómo hacer bien las cosas.
Se ve como hay sed de Dios en nuestros jóvenes y creo que el Padre Hurtado puede ser un gran camino. Así como él predicaba a los jóvenes físicamente en su tiempo, hoy puede seguir predicando a través de sus escritos, a través de las personas que conocen más de él y en ese sentido, creo que, es una labor muy bonita que podemos hacer en conjunto.
Es una constante para nosotros hacernos la pregunta ¿Si el Padre Hurtado estuviera hoy con nosotros que estaría diciendo del Chile actual?
Si él estuviese vivo hoy, su discurso no sería muy distinto al que sostuvo, porque los problemas de hoy son los mismos problemas de antes. Entender esto nos baja un poco la angustia porque a veces pensamos que “la sociedad de hoy está más mala que nunca”.
El otro día que volví a visitar el santuario, me quedé leyendo un extracto de la “Rerum Novarum” que está en el museo. Fue escrito en 1890 y podría haber sido escrito hoy. Han pasado 130 años y seguimos siendo los mismos. Alguien podría pensar en eso con pesimismo, “no va a cambiar nada, vamos a seguir siendo los mismos”, Yo lo veo con más optimismo, pero consciente que hay que enfrentar los problemas como son, tal cual lo hacía el Padre Hurtado. Es decir, con oración por una parte y con acción por otra. Con cosas tan concretas como la ayuda que entrega el Hogar de Cristo. Y también con reflexiones que son más generales para todos, como sus escritos, sus cartas, sus prédicas.
Yo creo que esa es la forma en que hay que enfrentar la situación que hoy vivimos y en eso el Padre Hurtado nos puede enseñar mucho, entonces ojalá que nuestros jóvenes vayan, a través de él, viendo que los problemas de hoy son los problemas del hombre porque es el hombre. Es por eso que el Padre Hurtado, si bien habla de la cuestión social, termina hablando de la conversión de cada quien, porque al final ahí está la evolución. No está afuera, está adentro.
A veces se tiende a fragmentar la figura del Padre Hurtado. Por una parte, desde una mirada espiritual y religiosa toma la figura de “Santo”. Por otra, se destaca su profunda vocación social y su rol de “Activista”. ¿Cómo mostramos su figura no desde la fragmentación sino desde su integración?
Nuestro eje formativo es, precisamente, la formación integral. Tenemos como sello el entregar a nuestros estudiantes las herramientas para que puedan formarse en su plano social, el plano espiritual, el plano humano, es decir en todo. No se trata de que todos sean buenos en todo, ya que cada uno debe ver en que dimensiones de su persona tiene mayores talentos, mayores cualidades, pero hay que irlas desarrollando todas al mismo tiempo. Por ejemplo, se puede formar personas que sea muy comprometidas con la sociedad pero que no saben pensar de manera crítica. Hay que buscar ese equilibrio que nosotros llamamos armonía de las dimensiones de la persona. Por eso al ver un modelo como el Padre Hurtado, evidentemente, hay que verlo en su totalidad y no solamente en un aspecto.
Cuando el Padre Hurtado salía cada noche a buscar niños debajo de los puentes, lo hacía luego de rezar una hora todas las mañanas rezaba una hora. La oración lo movilizaba. Yo podría salir a darle de comer a los vagabundos en la calle y está muy bien, pero es un acto que puede realizarse solo desde la soberbia, en vez que desde un corazón caritativo que ve el sufrimiento del otro y va en su ayuda. Cómo dice el refrán coloquial, si se “es luz de la calle y oscuridad de la casa, no funciona la cosa”.
Los problemas de salud mental golpean fuerte a nuestra sociedad y los estudiantes no están exentos de sus repercusiones. ¿Cómo se manifiesta en los jóvenes de esta universidad?
Hoy el tema de salud mental, que se ha acrecentado después de la pandemia, nace precisamente de la no asociación ni aceptación de todas las facetas de mi persona. Creo que hoy es un tema importante aceptarnos como somos y no como nos dicen desde fuera como tenemos que ser.
Hoy tenemos muchos modelos a seguir en las redes sociales y no nos terminamos de conocer ni nos terminamos de aceptar. Entonces vivimos angustiados y se va acumulando frustración y en algún momento estalla. El mensaje cristiano plantea que nuestra mayor realidad “es que somos hijos amados de Dios” y “Dios te ama como eres”, con tus cualidades, defectos, tus circunstancias, con tu historia.
El lema de la universidad reza: “Vencer al mal con el bien”. Desde su perspectiva ¿Cuáles son los males que hoy en día aquejan a los jóvenes?
El hedonismo y el relativismo. El pensar que todas las cosas son como se me ocurre que son y ya. En sí, la cultura líquida de la que se habla tanto.
Este lema es una frase de San Pablo en la carta a los Romanos. Nos hace sentido porque es la síntesis de todo lo que tratamos de hacer en la universidad.
Yo siempre le digo a los estudiantes que, si uno dedica su tiempo en hacer el bien, pues no te queda tiempo de hacer el mal. Así de fácil es la cosa.
Si te pones a pensar ¿cuándo uno hace las peores cosas?, es cuando no tienes nada que hacer, cuando estas en la casa tirado, es ahí cuando se te empiezan a ocurrir cosas y terminas haciendo algo de lo que después te vas a arrepentir. En cambio, cuando estas sirviendo a los demás, cuando estás de misiones, cuando estás estudiando, compartiendo con tus amigos, ayudando en la casa, no se te ocurren. Es llenar la vida de cosas buenas y no dejar espacio para las cosas malas.
Hoy el mal del relativismo hay que combatirlo con el bien del conocimiento de la verdad, que es a lo que se dedica una universidad, es decir, a la búsqueda de la verdad. Este mal del hedonismo, el buscar el placer por el placer, se combate con el servicio a los demás, con la renuncia y sacrificio que significa ayudar a otro. Hoy las cosas que nos cuestan parece que fuesen malas y por eso las evitamos.
El Padre Hurtado nos llama a “No descansar mientras hay un dolor que mitigar” ¿Cuáles son esos dolores o deudas pendientes desde el mundo de la academia?
Tenemos una gran deuda con la educación de nuestros niños. Esa es la gran deuda.
El problema viene desde la etapa preescolar, desde el párvulo y la educación básica. Ahí yo creo que hemos ido abandonando, por distintas circunstancias, muchas cosas que se tenían y que hoy no se tienen. Y no hablo de la educación religiosa., sino de la educación cívica, el respeto y la autoridad bien entendida. La autoridad es necesaria para que una sociedad funcione, sin autoridad no funciona. Hoy, la autoridad es cuestionada en todos lados y parece que lo correcto sería no hacerle caso a nadie más que a mí mismo.
Dentro de las acciones que realizamos como fundación con la Escuela de Derecho está el taller “Prevención del Impacto Emocional en Representantes Legales”, que busca desarrollar herramientas en los estudiantes de Clínica Jurídica que les permitan enfrentar los testimonios de dolor e historias negativas de sus representados, durante la realización de sus prácticas profesionales. ¿Cómo ha visto el desarrollo de este y su impacto entre los estudiantes?
Es un aporte muy valioso que hacen a la universidad. Porque lo más fácil sería decir “tu vas a ir a ver un caso, en que vas a sufrir, porque te vas a exponer a personas que están pasando por circunstancias muy trágicas y entonces te vamos a evitar eso y vamos a poner todos los antecedentes del caso en un papel y te vamos a evitar toda la parte de personalización. Lo vamos a ver como un acto hipotético de alguien que le pasó esto o aquello”. Eso es quitarle la riqueza que tiene ejercer una profesión como la abogacía, es decir, el poder ayudar a personas a salir de circunstancias en las que la vida les llevó. Y que en mis manos tengo las herramientas para poder darle paz a esa persona. Evidentemente que uno sufre cuando ve una circunstancia trágica, pero ese sufrimiento no me debiese bloquear para tender la mano, para ayudar.
En ese camino, nuestros jóvenes necesitan contenciones, pues es muy duro a veces para ellos. Entonces gente que ya tiene experiencia como las personas que trabajan en la fundación, que pueden orientar a nuestros alumnos a cómo vivir con estas circunstancias, que no les afecte demasiado en su persona, pero que tampoco las olviden. Que no se cree una especie de costra de indiferencia para protegerse.
¿Qué característica de Alberto Hurtado puede ser la más atractiva para acercar su figura a los jóvenes de la universidad?
La acción. Todavía en los jóvenes hay un sentido de solidaridad, y responden a ese llamado.
La figura de Hurtado ayudando, construyendo, levantando. Les debiese hacer mucho sentido, porque es lo que ellos quisieran hacer.
¿Qué Frase del Padre Hurtado le resuena con mayor frecuencia?
La más típica de todas “Contento, Señor, Contento”. Cuando estas a la cabeza de una institución no debes angustiarte. No puedes darte el lujo de entristecer y desesperanzarte, sino que debes estar contento. Y ese “Señor” en medio de los dos “contentos” es muy importante. Ahí está la respuesta.
La gran virtud que debiésemos empujar es la gratitud. Donde hay personas agradecidas hay paz. Donde hay personas agradecidas hay felicidad. Los que empiezan el día agradeciendo y terminan el día agradeciendo son personas felices.