1. El egoísmo: fealdad del hombre concentrado en el “yo” y muerto a los demás.
2. El pecado vuelve al hombre grosero, egoísta, vuelto sobre sí mismo.
3. Tenemos tendencia innata de referirlo todo a nosotros mismos… ¡Sal de ti mismo, por favor! Deja de seguir pensando perpetuamente en ti.
4. En las conversaciones que sostienen la palabra que sale más veces a su boca es la palabra Yo; siempre Yo, Yo.
5. Hubo hace años un juego: el Yo-Yo… y muchos parecen haber guardado el juguete intacto y lo usan en el día y en la noche, en la niñez y en la juventud, en la edad adulta y aún dicen algunos hasta un cuarto de hora después de su muerte.
6. “Yo”, es oprimir al débil, es cebarse en carne humana.
7. El desarrollo de la personalidad se realiza no buscándose a sí mismo, pues cae en la indigencia de la individualidad.
8. Interrumpir equivale a decir: su opinión no me interesa, ya ha hablado usted demasiado, escúcheme a mí que tengo algo más importante que decir.
9. El que habla sólo de sí, piensa sólo en sí y el que piensa sólo en sí es horriblemente mal educado por más instruido que sea.
10. Una mera discusión no llevará a nada. Es con frecuencia una ocasión de exhibicionismo egoísta y con frecuencia aparecen con el yo palabras irónicas o duras, demostraciones de un complejo de superioridad y aún de un instinto sádico.
11. El estímulo de ganar un sitio, de obtener un premio, el temor de una represión que lo humille, cuando no son acompañados de una educación social, hunden al individuo más y más en su visión egoísta de la vida.