El auténtico cristianismo es el que ha comprendido y practica la ley del amor. Pero ¿qué es amor? Muchas definiciones se han ensayado del amor, pero tal vez ninguna más precisa que la clásica de nuestra filosofía, desear el bien a alguien: aliviar sus dolores, llevarle alegría, querer para la persona amada los bienes que yo quiero para mí. Nuestro Señor Jesucristo al darnos la señal del verdadero amor nos dice que es desear para el otro lo que yo deseo para mí: “Ama al prójimo como a ti mismo”.
Un cristiano verdaderamente consciente de su fe no puede menos que preguntarse cuál es la situación de sus hermanos, cuáles son sus alegrías y sus dolores para “gozarse con los que gozan y dolerse con los que lloran”, como lo hacía Pablo de Tarso.
(Extracto del capítulo II del libro “Humanismo Social” escrito por el Padre Alberto Hurtado).