El 16 de noviembre de 1945, en EEUU, el Padre Hurtado conoció al sacerdote Edward O’Flanagan, fundador de una revolucionaria ciudad de acogida para reformar a niños y jóvenes y que en 1938 inspiró la película “Forja de hombres”, protagonizada por Spencer Tracy y Mickey Rooney.
En diciembre de 1944 se había puesto la primera piedra del Hogar de Cristo. Al año siguiente, el Padre Hurtado aceptó aceptó una beca para estudiar en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Católica de Washington, que le fue gestionada por el obispo de Kansas, quien también trabajaba con niños y jóvenes vulnerables. Al Padre Hurtado le impresionó la organización y metodología con que éste y sus equipos abordaban los problemas sociales. Estando allí, viajó hasta Nebraska, donde el sacerdote irlandes Edward O’Flanagan había fundado una verdadera ciudad para niños y jóvenes con problemas delictuales. Este sacerdote estaba convencido de que la reforma social más eficaz comenzaba por la redención de la juventud inadaptada.
Acurrucados junto a sus perros
Desde muchos años antes el Padre Hurtado conocía de cerca la realidad que vivían cientos y miles de personas en la calle, especialmente los niños abandonados: “En noviembre de este año pasé a medianoche por el transformador eléctrico de Alameda cerca de Estación Central: treinta niños allí acurrucados con sus perros, expuestos a que un accidente acabe con sus vidas. Accedieron a acompañarme al Hogar de Cristo. ¡Qué cuadro! uno con la pierna cortada por el tranvía, un niño de cuatro años llevado en brazos por el mayorcito y que lloraba inconsolable, otros desgreñados, o rapados por Investigaciones”, cuenta en una de sus columnas publicadas en el diario y reproducida en el libro “Lo dijo el Padre Hurtado”, (Ediciones El Mercurio 2018).
No es raro que el padre Hurtado conociera la labor del sacerdote irlandés Edward Flanagan en Estados Unidos. El año 1938 la película “Forja de hombres”, que cuenta su historia, arrasó con los Oscar, ganando el otorgado al mejor actor (Spencer Tracy, como el padre Edward J. Flanagan) y a la mejor historia. La idea central del padre Flanagan se resume en esta frase: «No existe en realidad, un solo muchacho auténticamente malo». Hoy el Padre Flanagan está en proceso de beatificación y su obra está presente en numerosos países.
Chile, 75 años después
El Padre Hurtado escribió en los años cuarenta: “El más pavoroso problema es el de la niñez y el de la adolescencia abandonada. Ver en las calles día tras día y año tras año a tanto chiquillo inteligente, con repuntes de genio muchas veces que va hundiendo más y más, en su personalidad, las huellas de la indolencia, de la pereza, de los malos hábitos, del robo y de la frescura crónicas… ¿Cómo llegaron estos niños a la calle? Su historia es múltiple… pero las más de las veces llegaron sin gran culpa propia. Murieron sus padres y quedaron abandonados; se quedaron con un vuelto y tuvieron miedo; su padre borracho los golpeaba; deseosos innatos de vagancia que no fueron educados a tiempo. Hay mucha tristeza y poca culpa en la mayor parte de estas dolorosas historias. Y luego viene el ambiente que los deforma. Si a tiempo se los toma, se los salva. Después será inútil. El resorte de su voluntad estará quebrado”, decía y agregaba, pero “La readaptación de estos menores no es una teoría, es un hecho”.
Hoy nuevamente se habla en los medios de comunicación de los niños de la calle: según los últimos catastros, realizados hace siete años, hay 742 menores de 18 años viviendo en la calle. La Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo Sostenible considera la situación de calle como una forma de violencia multifactorial. Y el Plan de Acción de Niñez y Adolescencia 2018-2025 propuso el “Desarrollo de estrategia para la erradicación de los niños, niñas y adolescentes en situación de calle”.