1. Al comparar el Evangelio con la vida de la mayor parte de nosotros los cristianos, se siente un malestar… La mayor parte de nosotros ha olvidado que somos la sal de la tierra, la luz sobre el candil, la levadura de la masa…
2. El soplo del Espíritu no anima a muchos cristianos; un espíritu de mediocridad nos consume.
3. Hay entre nosotros activos y más que activos, más aún, agitados, pero las causas que nos consumen no son las del cristianismo.
4. Procedamos más según el Evangelio, sin tanta complicación.
5. El Evangelio es sencillo, sustancioso, de una universalidad y flexibilidad tal, que se puede aplicar en todo momento, en todas las situaciones y con todo acierto.
6. De esta fuente primaria hemos de sacar más nuestra conciencia y nuestra convicción, no tanto de aguas filtradas sin sabor y sin fuerza.
7. Después de mirar… lo que uno encuentra en torno a sí, tomo el evangelio, voy a San Pablo y allí encuentro un cristianismo todo fuego, todo vida, conquistador.
8. Un cristianismo verdadero que toma todo el hombre, rectifica toda la vida, agota toda actividad. Es como un río de lava ardiendo, incandescente, que sale del fondo mismo de la religión.
9. Cristo, el Amigo venido de lo alto, vino a evangelizarnos un gran gozo, como lo anunció el Ángel a los pastores. Él nos prometió aliviarnos la carga y hacer brotar en nuestros corazones una fuente de aguas vivas que salta hasta la vida eterna.
10. Su mensaje comienza siempre con palabras de alegría: pax vobis, la paz a vosotros.
11. Su doctrina se resume en un código de felicidad y de alegría increíble: las bienaventuranzas…
12. Bienaventurados, felices seréis… es la frase que se repite antes de cada punto de su programa.
13. Ese programa no son palabras de candidato, sino una vida que Él vivió y que han vivido sus santos, los seres más alegres de la tierra, los únicos seres en quienes la alegría ha sido permanente y honda.
14. Muchos Apóstoles de hoy día fallan por haber partido demasiado pronto, o haberse contentado demasiado luego, con lo que tenían de ciencia, de experiencia, de virtud. Demasiado pronto se sintieron completos.
15. Sacerdotes, indefinidamente fuera de la vida, fuera de lo real, inadaptados o mal comprendidos, repitiendo los mismos clichés, ante una clientela demasiado fácil.
16. La inmensa masa sigue ignorando aún que hay Dios, y que Cristo ha venido… sin que haya quien recuerde a los poderosos, a los superiores, como a los humildes, sus deberes, ni quien señale el camino en los momentos críticos…
17. Erróneo es pensar que el cristianismo es antes que nada una fuerza moral, una filosofía de la vida, una sociología. El cristianismo es antes que todo un credo, un dogma, una aceptación de la revelación divina, aceptación, claro está, que ha de traducirse en vida.
18. Hay quienes quieren un cristianismo trunco: su moral, su concepto de la autoridad, de la propiedad, sus reformas sociales. Pero eso, sin la aceptación íntegra de la fe, de la revelación, no es catolicismo.
19. Un cristianismo sin fuego y sin amor, de gente tranquila, de personas satisfechas, de hombres temerosos, o de los que gozan con mandar y desean ser obedecidos. Un cristianismo así no hace falta: los que tienen consuelo en su interior, abundancia en su hogar, honores en la sociedad, ¿para qué necesitan a Dios?
20. Pero felizmente se encuentran en todas partes grupitos de cristianos que han comprendido el sentido del Evangelio.
21. Nos enseña nuestro dogma que Cristo amó, ama a todos, aún a los más miserables de los pobres, de los pecadores, los desamparados, los abandonados del mundo, los publicanos y salteadores, todos ellos son amados de Cristo y a semejanza de aquel buen ladrón cuando quieren oír la palabra de Cristo se transforman en Santos.
22. Hay gestos cobardes que el Evangelio condena con violencia, los cuales no nos atreveríamos a justificar. Estar de pie en la plaza ociosos, cuando hay tanto trabajo en la viña del Padre. Apartar de Cristo a los pequeñuelos, de los cuales es el Reino de los Cielos….Volver la vista atrás cuando se ha cogido ya el arado, porque denota un corazón dividido, que no quiere decidirse…al seguimiento entero de Cristo.
23. Lleno está todo el Nuevo Testamento de esta idea central: el hombre está en el mundo para reflejar las perfecciones divinas, la pureza, la justicia, la misericordia, la bondad, la fortaleza, la eternidad, la santidad de Dios.
24. La humanidad evoluciona, evoluciona, evoluciona… condiciones nuevas de vida que nos desequilibran, y parece que el mundo va a perecer. ¿Queremos una solución? Vamos al Evangelio, a las palabras de Jesús y allí está todo previsto…
25. Nuestra vida es grande a la luz del Evangelio, nada es pequeño en ella, nada insignificante, porque todo puede ser objeto de la bendición divina y nuestra pequeña limosna puede ser tan grande, con esa bendición, que sea capaz de alimentar el mundo.