El cuadro se llama “Jesús Misericordioso” y está inspirado en la visión que tuvo sor María Faustina Kowalska. Será expuesto en el Santuario, en la Capilla de San Ignacio, a un costado de la Tumba del Padre Hurtado. La misericordia ha sido una constante en la predicación del Papa Francisco, dedicándole incluso un Jubileo extraordinario. En una carta que acompañaba este regalo, se nos cuenta su historia e importancia.
El 16 de enero pasado, junto a los participantes en el “Encuentro con Cristo Pobre” en el Santuario del Padre Hurtado, el Papa Francisco nos hizo entrega de un regalo. Un cuadro que venía acompañado de la siguiente carta:
“Esta representación de Cristo Resucitado ha sido pintada al óleo sobre lienzo por Terezia Sedlakova en 2017 y está claramente inspirada en la conocida y veneradísima imagen de Jesús Misericordioso de sor María Faustina Kowalska.
En la tarde del 22 de febrero de 1931 cuando sor María Faustina escribió en su diario: “Al anochecer, estaba en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. En silencio, atentamente miraba al Señor, mi alma estaba llena de temor, pero también de una gran alegría. Después Jesús me dijo: “Pinta una imagen según el modelo que ves, con la inscripción, Jesús en Ti confío. Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero. Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos, y sobre todo, a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé como mi gloria (…) Deseo que haya una fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel, sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo debe ser la fiesta de la Misericordia. Deseo que los sacerdotes proclamen esta gran misericordia que tengo a las almas pecadoras”.
Aunque sor Faustina no sabía pintar, igualmente intentó ella misma pintar el cuadro, pero sin lograrlo. Queriendo pues realizar lo que Jesús le había pedido, se dirigió después de algunos años al pintor Eugeniusz Kazimirowski, que realizó la obra, siguiendo sus indicaciones, y la imagen del “Salvador misericordioso! Se veneró por primera vez en la capilla de Puerta de la Aurora en Vilnius, en 1935.
El culto de la Divina Misericordia es muy querido por su Santidad el Papa Francisco y se ha incrementado aún más durante el Jubileo extraordinario a ella dedicado. En varias ocasiones, el Santo Padre afirmó no sólo que la misericordia logra abrir “la puerta del corazón…”, sino también y sobre todo “favorece el reconocimiento de quienes necesitan consuelo y hace encontrar palabras adecuadas para dar ánimo”, asimismo “calienta el corazón y lo hace sensible a las necesidades de los hermanos con el intercambio y la participación”.