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¿Qué decía el Padre Hurtado a las mujeres en los retiros?

Escrito por Fundacion Alberto Hurtado

El Padre Hurtado predicaba retiros para mujeres en forma muy frecuente y su gran tema era incentivarlas a que fueran apóstoles: soñadoras, organizadas, alegres, “no hagan que la religión y la caridad tenga que ser con facha de catecas tristes…”, les decía.

Por Josefina Errázuriz.*

Su gran tema era incentivarlas a que fueran apóstoles: “El cuerpo vale en cuanto es instrumento para el espíritu. Una mujer que no vale más que por su permanente y sus uñas, es una pobre mujer. El valor de la persona está en su alma, creada a la imagen y semejanza de Dios. La primera característica del valor como persona es la inteligencia que le permite conocer, progresar, filosofar, elevarse… Yo confieso a una pobre mujer lechera del campo, es un alma bellísima aunque no sabe leer, pero sabe pensar, adorar. A veces es la única en la Misa de temprano. A esta pobre lechera la pongo frente a la mejor “estrella” del Crillón, y no la cambio por mi viejita!”

Les habla de las características de una mujer apostólica:

  • Soñadoras:

“Idealistas, con corazón positivo. No corazón de pronto amargado. Un defecto muy femenino es el corazón que se achica. Ante cualquier dificultad se desalienta y desespera: ‘pero va a ser muy difícil esto…, que vamos a ser tres nomás’. Con esas almas no hay apostolado posible!”

“Sed quijotes, mujeres de mirada amplia, almas grandes, valientes, idealistas, inconformistas que no pactan con el mal, no se resignan al mal. Ante el escándalo, el pelambre, la grosería hay que ser firmes. Es necesario que haya escándalo, lo dijo Cristo, pero hay que luchar con el pecado toda la vida, aunque sea arrolladora la ola de escándalo”.

“Tampoco medir la vida por el criterio del pecado: ¿será permitido esto? ¿hasta dónde puedo usar la manga?, sino por la ley del amor. La única tristeza digna de un cristiano es la de no ser santos. Santo inconformismo con todo lo malo, corazón ancho, abierto, idealista con todo lo bueno y puro”.

 

  • Trabajadoras y organizadas:

“Santiago está lleno de personas que se dedican a criticar pero no hacen nada. Hay que gastar tiempo en reuniones, secretaría, kardex, cuotas, es necesario organizar para que el bien sea más grande y duradero. Algunas personas indiferentes y soberbias no se resignan a ser ruedas de un engranaje, hay que pertenecer a la maquinaria que hace obras grandes y extensas. Aunque sean labores poco lucidas, hay que ir juntas en el tren que El conduce”.

“Gástense en el trabajo, no sólo dar órdenes, sino ejecutarlas. Además de trabajar hacer apostolado de la alegría, de la sonrisa… Si sois alegres es señal infalible que estáis en gracia de Dios. No como algunas señoras que desde que se saludan hasta que se despiden, es pura lamentación; todo malo, todo se derrumba … ¡No! Hay mucho malo, pero también mucho bueno. Hay que ser constructivas”.

“Que el buen propósito no os dure lo que las ‘ganas’, porque hay mujeres a las que se les acaban las ganas y se acaban las fuerzas… DEBER: hago lo que tengo que hacer llueva o no llueva, con frío o calor, con salud o sin ella”.

  • Heroicas:

“Una cristiana no puede ser floja, fofa, sin consistencia, de vida superficial, de placer… Necesitamos personalidades que sean positivas, fuertes. Tener el sentido heroico de la vida, la concepción de la santidad”.

“Cristo no necesita cristianas de calefacción central, de permanentes… Austeridad, no vida centrada en la vanidad. SANTIDAD, HEROÍSMO, no mediocridad. No la concepción burguesa de la vida: ir a misa los domingos pero mínimo trabajo, máximo dinero y comodidad”.

“Cuando estén desalentadas, vayan a la Misa, reciban la bendición de Cristo, entréguense a Cristo. Pregúntense ¿qué haría Cristo en mi lugar?”

“En la mañana preguntar `Señor ¿qué quieres que haga hoy día? ¿en qué quieres que gaste mi vida? Y por la noche ‘¿estás contento conmigo, Señor?”

  • Generosas y pobres:

“Somos administradores de los bienes que Dios nos da. Desprenderse, pobreza de espíritu, sencillez, dedicarse a servir al pobre. Tener las cosas para hacer mayor bien. Si a mí me sobran cosas ¿no podré dar algunas a mis hermanos los pobres? ¡Dejen las cositas superfluas!”

“Sean sal del mundo teniendo entrega… Sean luz que baile en el mundo y lo alegre… Sean alegres, anden bien arregladitas, con aritos, peinaditas, no hagan que la religión y la caridad tenga que ser con facha de catecas tristes…”

  • Vivan la Pasión de Cristo:

“La soledad, las incomprensiones, las enfermedades… Todo esto es la Cruz diaria y real de todos los días. Y nunca quejarse, hacerse el propósito firme de no quejarse.   Siempre querer decir que “sí” como María…, y menos no. Contenta de poder sufrir por ti, Señor. ¿Qué ha hecho Cristo por mí? ¿Qué puedo hacer yo por Cristo? Poder amarlo, padecer, morir, renunciar por El; sólo un gran amor a Cristo es lo único que nos llena la vida y nos puede llevar al heroísmo”.

Estas son las cosas que el Padre Hurtado compartía con las mujeres a las que daba retiros. Las volvía hacia Cristo, las hacía ansiar la santidad y las abría al pobre “que es Cristo”.

*Josefina Errázuriz es fundadora de “Trabajo para un hermano”, reconocida por su aporte a la superación de la pobreza de las mujeres y la promoción del trabajo como fuente de desarrollo y de la dignidad humana.

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