Es un equipo de aproximadamente 60 voluntarios y voluntarias que donan parte de su tiempo para estar al servicio de los peregrinos, guiarlos e informarlos acerca del Padre Hurtado y las diferentes actividades que se realizan en el Santuario del Padre Hurtado. Su presencia sencilla también ayuda a los peregrinos a encontrar otra posibilidad de escucha, la que está avalada por los años vividos, cargados de alegrías y tristezas. La humanidad de este voluntariado es uno de los grandes reflejos de lo que el Padre Hurtado buscaba ofrecer a través de gestos y palabras.
Las Servidoras del Padre Hurtado encarnan la experiencia de encuentro y acogida con el peregrino. Siempre dispuestas a escuchar y atender las necesidades de quienes visitan al Padre Hurtado, son quienes dinamizan la experiencia acogedora y amable que nuestro santuario tiene como sello distintivo. Recibir, saludar, orientar y escuchar son ejemplo de una actitud activa y atenta hacia el peregrino.
Las Servidoras del Padre Hurtado también acompañan en todas aquellas actividades donde el santuario sale al encuentro de la ciudad; procesiones, caminatas, colecta y otras tantas donde la camioneta verde se alza como signo de la presencia del Padre Hurtado hoy. Son ellas quienes la escoltan y resguardan.
Sus turnos son de dos a tres horas por semana, eligiendo ellas el día donde se comprometen a servir.
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