Al inaugurar el Congreso “Pensamiento Social Católico en la Era del Papa Francisco: Raíces en la Obra de San Alberto Hurtado”, en la Universidad Boston College, el Decano de la Facultad de Teología señaló que fue el Evangelio el que primó en las convicciones del Padre Hurtado y por eso fue criticado por la derecha y por la izquierda. Estas fueron sus palabras:
“Soy Tom Stegman, Decano y Profesor de Nuevo Testamento en la Facultad de Teología de Boston College. Es un privilegio poder darles la bienvenida a este encuentro.
Primero, quiero agradecer a Scott FitzGibbon y Fernanda Soza que organizaron esta impresionante conferencia y felicitarlos por esta nueva publicación, la traducción del último trabajo de Alberto Hurtado, su obra póstuma, Moral Social.
Puedo pensar en algunos tópicos apropiados para una ocasión como ésta, desarrollada en una universidad como la nuestra que se toma muy en serio su identidad Católica y Jesuita. Quiero compartirlos con ustedes:
– Cuando pensamos en santos, muchas veces pensamos en figuras lejanas temporalmente, instalas en los vitreaux de las iglesias o en esculturas. Alberto Hurtado es un santo contemporáneo. Una persona a la que podemos conocer no sólo por sus escritos, sino también por sus fotos y memorias. De hecho, todavía vive gente que compartió su sacerdocio. Es un Santo de nuestros tiempos.
– Alberto Hurtado es una tremenda inspiración y ejemplo para los jóvenes. Gran parte de su trabajo fue con ellos, ya sea en la sala de clase, en iniciativas sociales o buscando apoyar a los más pobres o desprotegidos. Incluso murió joven, tenía sólo 51 años.
– Él apreciaba la importancia de la educación. Se sintió bendecido de haber podido asistir, becado, al Colegio San Ignacio, en Santiago de Chile. Fue abogado antes de entrar a la Compañía de Jesús a los 22 años y además de estudiar las humanidades, filosofía y teología, se doctoró en psicología y pedagogía.
– Es aún más impresionante como él valoraba hacer una diferencia en la vida de las personas, tanto en lo social, como en lo político y económico. Así mismo, con un profundo cariño y conocimiento de la Iglesia, reconoce como el pensamiento social planteado por León XIII en Rerum Novarum y reiterado por Pío XI en Quadragésimo Anno era central para evangelizar.
– Fue en relación con esto que Alberto Hurtado vio que buscar justicia para los trabajadores, para los más pobres, para los niños era, sin lugar a dudas, una manifestación del Evangelio. Se tomó muy en serio las palabras de Jesús: alimentar a los hambrientos, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, dar casa al que no la tiene y visitar al enfermo era hacerlo con Jesús. Su visión era una del Cuerpo Místico de Cristo que puede transformar el mundo.
– Tenía una visión tan mística que era un constructor de puentes que trabajó en contra de situaciones y fuerzas polarizadas. Logró que personas de distintos grupos socio económicos trabajaran juntos y mientras intentaba separar a la Iglesia de un único partido político, insistió en que era parte de la responsabilidad de los católicos el involucrarse en las decisiones políticas como ciudadanos competentes. Fue criticado tanto por la izquierda como por la derecha, lo que finalmente nos vuelve a dejar clarísimo que él dejaba que fuese el Evangelio el que primara en sus convicciones.
– El legado de Alberto Hurtado queda de manifiesto en su compromiso con la dignidad humana, su amor al pobre, su pasión por la solidaridad y tiene manifestaciones clarísimas en la visión moral y eclesial del actual Papa.
Le pido a Dios bendiciones para la conferencia de hoy, tanto para los expositores principales como para los panelistas que han venido de distintas partes del mundo, así como para aquellos que han venido a escuchar y aprender sobre un santo de nuestro tiempo. Pidámosle a San Alberto su intercesión. Gracias”
Desde Boston College, por Bernardita Correa.