En esta Navidad, el Padre Hurtado nos invita a detenernos. A detenernos y contemplar el pesebre, a detenernos y a descubrir al pobre en mi vida. Lo hace mediante un cuento, que queremos regalarles esta Navidad, escrito por él mismo en 1947 y publicado en la primera edición de la Revista mensual del Hogar de Cristo. Se tituló “Las más felices Navidades”.Explica al final de esta historia: “Jesús vive en la persona de sus pobres. El pobre es Cristo, y como hace dos mil años no tiene alimento, no tiene vestuario… Le falta todo”. Desde la Fundación Padre Hurtado, ¡les deseamos una feliz navidad!
Mamá: Mira hijito, hace casi dos mil años la Virgen María se puso en camino a Belén. Hacía mucho frío y los campos estaban cubiertos de nieve. Se hace obscuro y no tiene donde pasar la noche. Todas las puertas se le cierran. Lo único que encuentra es una pesebrera de animales. Allí nació el Niñito Jesús tiritando de frío; no tenía cuna ni colchón. La Virgen no tenía otra cama que el suelo de la pesebrera. San José buscó en el monte unos palitos para hacer fuego, para que la Virgen y el Niño no se murieran de frío.
El Padre Hurtado, como el Niño de la historia, supo ver en el pobre, otro Cristo. ¿Lo veo yo?
El hijo (que escucha impresionado): Mamá ¿qué puedo hacer por el Niñito Jesús? Porque yo lo quiero mucho y me da pena que tenga frío, y no quiero que llore.
Mamá: El Niño Jesús está ahora en el Cielo y no tiene frío; pero hay otros niñitos y hay gente grande a quienes Jesús quiere mucho, que tienen hambre, y que no tienen donde dormir. Lo que tú quisieras hacer por el Niñito Jesús, hazlo por ellos, pues él dijo: «Lo que hiciereis a mis pequeñuelos, a Mí lo hacéis».
La noche siguiente, al despedirse, la madre de su hijo vio que faltaban los juguetes.
Hijo: Se los di a un niño pobre, mamacita, para que pase contento el día de Navidad.
Padre Hurtado:
Señora, caballero… La historieta tiene lenguaje infantil, pero enseña de cristianismo profundo; es un mensaje para los hombres de buena voluntad, cualquiera que sea su edad. Jesús vive en la persona de sus pobres. El pobre es Cristo, y como hace dos mil años no tiene alimento, no tiene vestuario… Le falta todo.
Estas Navidades: ¿Quiere agradecer a Jesús su venida? ¡Haga algo por sus pobres! Pregúntese: ¿Qué obra buena puedo hacer estas Navidades? ¿Cómo alegrar a un hermano mío, esta noche de paz, noche de amor? Mire… Piense… Responda: ¡No tienen qué comer! ¡No tienen donde dormir! Sus quiltros son sus amigos, su familia.”
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